Ryuichi Sakamoto: Coda
Cuando la vida parece acabarse, la memoria necesita explicarla antes del adiós. Es lo que hace el compositor y pianista japonés mediante una mirada introspectiva de su carrera y de su obsesión por conectar música y naturaleza mientras afronta una grave enfermedad y rescata un piano de la catástrofe de Fukushima.
Ante un momento tan crítico como el diagnóstico de un cáncer de garganta, Sakamoto hace un alto en su carrera y comparte ante la cámara reflexiones sobre su vida artística y sus inquietudes sociales. La suya es una constante búsqueda de la conexión entre música y naturaleza, tal y como vemos en sus exploraciones sonoras por Kenia y el Ártico. También repiensa su relación con el cine: así como le vemos en casa, trabajando en una obra inspirada en el uso que Tarkovsky hacía de las corales de Bach, también nos recuerda lo azaroso que fue que acabara firmando clásicas bandas sonoras para películas en las que a priori solo debía actuar: «Feliz Navidad, Mr. Lawrence», de Nagisa Oshima, y «El último emperador», de Bertolucci. Con material de archivo estratégicamente dispuesto, este filme elegante y parsimonioso viaja desde sus inicios con los electrónicos Yellow Magic Orchestra en el efervescente Tokyo de los 70 hasta la música que compuso en respuesta al 11-S y la guerra en Irak. Sus convicciones antibelicistas y antinucleares afloran también ante un piano que sobrevivió a la catástrofe de Fukushima. El resultado es tanto el retrato de un artista que sigue disfrutando como un niño ante cada hallazgo sonoro como una poética reflexión del acto creativo y, ante todo, un canto a la vida.